Por:
Ivone Morales
Lo que yo les
digo a los muchachos que la clase de danza contemporánea en la ibero -que es la
materia que me toca impartir en la universidad- es una clase que complementa la parte
estética, artística, emocional del ser humano y que, dentro de ella nos vamos a
ir de la mano junto con los valores del respeto, del trabajo en equipo, del
tener esa capacidad de la curiosidad por saber más, que es lo que en ese
sentido me correspondería a mí como docente, inyectar a mis alumnos a que el
interés no decaiga y descubrirles a cada uno de ellos el potencial creativo,
sensorial, kinésico y artístico que tienen. No importa cómo lo hagan, sino que
se arriesguen y tengan la voluntad de hacerlo.
Siempre voy a
considerar sus habilidades, trataría de hacer cumplir la misión en humanizar a
través del movimiento, de su propia danza en cada uno. Orientar al alumno en
sus necesidades, y ayudarles a crecer en la medida de las posibilidades que me
ofrezca cada uno.
La danza como
arte tiene ese don magnífico, que cuando se descubre de verdad salta a la vista
la transformación.
Quiero potenciar
en el alumno la parte creativa que nos hace productivos, que nos hace entusiastas,
que cada clase de danza contemporánea sea placentero y ofrezca la armonía
necesaria para ir por el camino universitario que quizá no vaya a ser un camino
de rosas para algunos. Sobre todo porque llevo a alumnos de primer ingreso que
apenas inician su carrera.
Recorrer esa
parte de la preparación para ser grandes profesionales, se requiere de mucho
trabajo, dedicación, sacrificio. Me encanta poder saber que cada uno de los
estudiantes que tengo ahora han elegido con libertad esta clase y que hay
disposición por tomar esta clase, con lo cual es un plus para que la materia se
le saque el máximo provecho.
El tener la
oportunidad de dedicarles mi tiempo a los alumnos y enseñarles lo que un día yo
aprendí, no tiene precio porque sé que por esa parte mía no quedará el ofrecer
esa labor de servicio gratificante que es el educar con consciencia, con
conocimiento de causa y con la responsabilidad que hay para con alumnos que en
muchos, no tienen la menor idea de cómo se danza.
Es un compromiso
que tengo con ellos y que desde el primer día se los comenté, estamos para
equivocarnos, y que no nos dé pena desarrollar movimientos, que la única manera
de lograr conocernos a nosotros mismos, crecer y evolucionar aunque sea un
escalón es arriesgarnos a hacer las cosas.
Es ahí cuando el
valor de la docencia y de la educación toma sentido, es ahí cuando empezamos a
crear y construir cambios en los alumnos, cuando logramos tocar esa tecla
sensitiva, emocional, creativa y complementa la danza en la vida de nuestros
alumnos de la Ibero.
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