Por: Ivone Morales
Justamente ahora en este inicio
de semestre cuando realizo el plan de trabajo para la clase de danza
contemporánea para los alumnos de primer semestre de la Ibero, no me imaginaba
la magnitud de lo que podía suceder dentro de clase con respecto a los temas
propuestos por el programa y la disposición de los alumnos.
Pero ha sido un gran acierto el
poder compartir la parte reflexiva de la danza a través de lecturas como las
que se incluyen en el Libro La Dramaturgia del Bailarín, que han dado mucho que
comentar y por demás que practicar dentro de la clase, hasta convertirse en una
gran experiencia dentro del aula.
Los alumnos han ido relajando esa
parte de la personalidad que por cierta timidez o que no están acostumbrados a
expresar a través del movimiento sensaciones o emociones que traen consigo en
ese momento. Dentro de la clase se entregó una lectura que se llama “Lo que
dijo Lin Durán”. Una gran bailarina mexicana, maestra, coreógrafa,
investigadora que lamentablemente este 16 de abril de 2014 falleció. A sus 86
años, Durán dejó un legado muy importante, y uno de ellos es que ha trabajado
haciendo muchas investigaciones, indagaciones, críticas sobre la labor del
coreógrafo y su relación con los bailarines.
Los muchachos dentro de clase
rescataron ideas de esa lectura confirmando que efectivamente la danza es como
otro idioma porque a falta de la palabra se usa el cuerpo en movimiento, que el
contenido de la danza contemporánea puede ser tan abstracto como las
connotaciones mismas que tiene la palabra (abstracto). Que para crear una
coreografía hace falta más que improvisación, exploración y experimentación en
adaptación a una determinada pieza musical, espacio, tiempo, energía y el
lenguaje corporal que constituyen una estructura y a la vez una dramaturgia o
sentido de una obra.
Una vez entendido el valor que
tiene el bailarín en la clase, que no nada más es el que recibe indicaciones de
cómo moverse o de cómo interpretar o qué debe hacer, qué técnica aplicar. Sino
que es un artista, un comunicador escénico, un personaje, un personaje-yo, un
dramaturgo que dice en ausencia de la palabra todo lo que el coreógrafo desea
plasmar en ideas, esencia, metáforas. El alumno se da cuenta que el bailarín es
un filtro muy importante dentro de la interpretación y de lo que desea proponer
un coreógrafo, en este caso la maestra que es la que dispone y va de la mano en
el trabajo individual con ellos.
A través de las lecturas que se
les ha facilitado han descubierto que las ideas pueden llevar a crear un
movimiento y que el movimiento llevan a crear ideas, que se puede hacer una
coreografía con imágenes mentales, con música, en silencio, etc.
Y es así como se empieza a
plantear la parte interesante de la clase, la lectura hecha práctica, vivida en
el aula.
Considero que lo que se ha vivido
ayer en clase ha sido fundamental para la reconfirmación de las seguridades de
cada alumno, porque se les puso una dinámica donde a la vez que se fomentan
valores como el respeto, la libertad, la sensibilidad se trabajó esa parte de
la reflexión que les ha parecido magnífico el poder aplicar conocimientos sobre
una lectura, haber hecho una reflexión escrita y por demás aplicarlo en el
salón y concluir que cada uno de ellos tienen un potencial estupendo capaz de
complementarles esa parte que necesita el alumno para filtrar las emociones de
su vida diaria. Problemas que traigan dentro, stress, tensiones, o simplemente
sensaciones que quizá ellos no se den cuenta pero ya lo están manifestando y
poder compartirlo con sus compañeros y con la propia maestra, ha sido de gran
alegría.
El ejercicio con el que se
trabajó posterior a la lectura que se les entregó, y después de haber hecho una
reflexión y haber retroalimentado dentro del aula, fue que se les dio la
libertad de escoger un tema abstracto, el que quisieran. Los muchachos se
decantaron por escoger la tristeza, la felicidad, la tragedia, el amor, la
soledad, la desesperación, el enojo, el escape, el secreto y la metamorfosis.
Tenían que interpretar cada uno
de esos temas a través de movimientos libres que ellos quisieran y que
demostraran un poco la esencia de sus propios temas elegidos. Al principio
cuando les comenté que tenían que elegir un tema, pusieron cara de ¡uf! Seré capaz?!!!!!
Y los dejé como 40 minutos mientras transcurría la clase para que pensaran en
su tema, porque iba a hacer un ejercicio rápido a nivel individual, pues serían
8 cuentas (8 segundos) convertidos en movimiento pero con un mensaje importante,
expresar una danza abstracta, rescatar
una esencia, y florecer esa parte interna de cada alumno.
Sentados en el suelo de forma
circular, pasa cada uno a realizar su ejercicio, con su tema, con la libertad
de moverse como quisieran, además con el plus de haber grabado en video cada
paso de ellos, para su posterior análisis de movimiento ya a nivel grupal.
Comprobando una vez más que un coreógrafo puede crear una obra en base a la
improvisación de hacer movimientos inconscientes, de un tema determinado, y que
luego visto en video pasa a tener sentido consciente abriendo las posibilidades
de profundizar dicho movimiento, de mejorarlo, aterrizarlo y de concretar una
obra para que pueda ser entendido por un espectador.
Se reafirma lo que dice Lin Durán
en la lectura “la improvisación es también integrar el sentir-hacer-pensar”
(pág. 160), que “la improvisación estimula el que aflore la personalidad
propia” (pág. 160) y que “el bailarín trabaja su propia forma de dramaturgia
para dar mayor sentido a su interpretación” (pág. 163).
La práctica en clase con los
alumnos a través de la danza fue muy enriquecedora porque la reflexión la hemos
convertido en experiencia, porque se combinó a la perfección una información
facilitada, se hizo una retroalimentación y se comprobaron las palabras de la
coreógrafa Lin Durán ahí mismo.
Los alumnos se sorprendieron de
sí mismos, salieron muy contentos, de poder visualizarse en algo que no lo
pensaban, que se trabajó con sumo respeto a las ideas, a la forma de moverse y
de expresarse y de que cada uno es tan diverso en su forma de hacer. Que una
emoción como la desesperación no puede ser interpretada de la misma manera de
uno que de otro, sin embargo puede ser entendida igual por el público porque es
esencia.
La Danza en este caso la contemporánea
es expresión de esencias, metáforas, abstracciones llenas de creatividad,
imaginación, motivaciones, improvisaciones y que la danza sino transmite
emociones no puede ser arte, considerando que el espectador no está obligado a
entender la síntesis de una obra, pero sí rescata sensaciones importantes para
cubrir el objetivo.
BIBLIOGRAFÍA
Cardona, Patricia
DRAMATURGIA DEL BAILARÍN
Escenología A.C, Conaculta – INBA
México, 2000
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