jueves, 17 de mayo de 2018

Piedra y Planta, una gran ´IDEA´ de Gabriel Ledón

Por: *Ivone Morales


Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía
CUARTO FRACTAL
Es una compañía local que se fundó en 2014, muy peculiar porque son artistas que se dedican a otras cosas además de la danza y trabajan por proyectos. No es una compañía que dentro de sus objetivos sea estar todo el tiempo en el escenario o estar activos por determinado tiempo. El nombre de Cuarto Fractal surge porque para Gabriel la danza es un fractal de la vida, de todas las cosas que hace en la vida.


PROCESO CREATIVO DE PIEDRA Y PLANTA

La pieza de Piedra y Planta se empieza a crear en el año 2016, una coreografía hecha por Gabriel Ledón. En el 2017 llevaron la obra al Festival Colima de Danza, en la semana de la Cultura Zacatecana, en Aguascalientes en la semana cultural de la feria de San Marcos, en el Festival de Solos y Duetos de Culiacán y en la Ciudad de México. El día 23 de abril se presentó dentro de la XX Muestra Internacional de Danza Cuerpos en Tránsito Tijuana en el Centro Cultural Tijuana (CECUT) con la colaboración de Producciones Escobedo y el Conservatorio de Danza México a cargo de las codirectoras Dulce y Marianna Escobedo.

“El título Piedra y Planta hace alusión a dos estados naturales. Una es la piedra que es un objeto que no cambia, y es referente a lo concreto. Y planta es todo lo contrario, es digamos una cosa que es orgánica, que crece, se reproduce y entonces a partir de ese pensamiento fue que quisimos hacer una pieza. Tuve la intención de hacer una pieza que fuera concreta pero voluble, terminada pero al mismo tiempo inacabada porque siempre hay algo. Nosotros por ejemplo siempre que presentamos algo, tratamos de que no sea lo mismo. Estamos en una etapa creativa. En donde tenemos más la intención de encontrar respuesta hacia lo que nosotros estamos haciendo y de estarnos cuestionando hacia nosotros mismos. Nunca tratamos de bailar exactamente lo mismo. Casi todas nuestras propuestas tienen esa peculiaridad de que son piezas inconclusas pero a la vez son piezas bien hechas, concretas con todo un proceso”.

Esta coreografía estuvo pensada para dos personas precisamente por los dos estados que están trabajando, lo voluble y lo concreto. Nace porque Gabriel Ledón y Rubén Valencia intérpretes de esta obra, trataron de conjugar varias disciplinas como las artes plásticas y la literatura para encontrar un conocimiento a partir de ellas. El coreógrafo tenía ganas de montar algo, pero también tenía ganas de preguntarse qué era lo que quería montar y ese fue el detonante para ir armando toda la pieza según me cuenta.

SOBRE LOS REFERENTES ESCENOGRÁFICOS

Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía
Básicamente para entender la metáfora de Piedra y Planta el espectador se encontró con un micrófono de cable largo donde se escuchaban las voces de los artistas que iban contando las ideas, ¿qué ideas? cualquier idea, una semilla, una escalera, una nube. Se escucharon efectos de sonido que hacían ellos mismos, una mesa con una computadora donde también se escuchaban efectos de sonido como viento y agua, y donde controlaban el volumen del audio. Hubo una silla movible que también formó parte de la serie de movimientos de los bailarines. Ellos durante la obra se cargaban el uno al otro; ejecutaron al mismo tiempo movimientos fragmentados, movimientos cortos, cargadas y caídas.

Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía
Los chicos hicieron dibujos sobre las puertas, habla del gusto por lo visual de Ledón. De hecho las puertas se convirtieron en un comodín dentro de la obra, porque aparte que cambiaban de lugar, se creaba un movimiento con ellas, funcionaban como puertas, como pared para colorear, como escalera, como bicicleta, etc. Los bailarines tenían oportunidad de esconderse detrás de la puerta y causar efecto de salida y entrada constantemente. Fue un referente muy evidente. El factor sorpresa con una llamada telefónica que se hizo a una persona del público y las grabaciones de audio que se presentaron donde se hacían confesiones de uno de los intérpretes sin saber qué confesión sería, causaron risas en el público. La naturalidad con que se movían los bailarines, la forma coloquial de hablar, de vestir como si de un día cotidiano se tratara (tenis, pantalón vaqueros, camiseta, sweter, en donde predominaba el color rojo). Todos estos elementos hablan de lo performático y de lo real que es la obra porque incluso los personajes son ellos mismos como Gabriel y Rubén.

Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía
 “Los elementos que están ahí fueron los elementos justos. Pude haber hecho una edición porque realmente eran muchísimos más y fuimos  desmontando la pieza mientras armábamos la vértebra y siempre hacemos esa chamba, de que juntamos todo y después vamos dejando hasta que nosotros creemos que es lo esencial que tiene la obra. Por ejemplo las cuatro puertas. Esas cuatro puertas en un principio eran más puertas. Eran muchísimas. Lo acotamos porque éramos muy poquitos bailarines y mucha escenografía. Entonces iba a estar muy recargado. Por eso lo dejamos en cuatro. Pero por ejemplo, estas puertas que están intervenidas, se intervinieron el mismo día de la función. Es decir, no son los mismos dibujos, ni son los mismos trazos. Esas puertas significan la parte visual de lo que estamos sintiendo en ese momento y en ese día en especial. Por ejemplo, todas las puertas que hemos utilizado en todas las funciones, siempre cambian, utilizamos siempre los colores primarios y a partir de ahí cuando estamos en el proceso de montaje es una manera de expresar quiénes somos pero ese día en especial. Es ahí como vienen todos los referentes” afirma Ledón.
Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía


LOS RIESGOS Y CONFESIONES DE LA OBRA

Esta obra tiene la particularidad de manejar la improvisación que hace que la obra pueda funcionar o no, con los efectos que se requieren en el momento que se está llevando a cabo. Es un primer riesgo. “Una anécdota que tenemos es que cuando bailamos en Aguascalientes y no conocíamos a nadie, no teníamos el teléfono de nadie”. Aclaro que en esta obra se realiza una llamada telefónica en directo y al azar. “Tuvimos que llamar a una pizzería y pedimos un presupuesto de cuánto salía una pizza para 700 personas de las que estaban ahí en el teatro. La mujer que contestó pues realmente no sabía de qué se trataba nada, ni qué estábamos diciendo y terminó contándonos una historia súper interesante. Por ejemplo ese tipo de cosas, las personas nunca saben que les vamos a llamar y siempre les llamamos a las personas que sabemos que no apagan su celular” comenta Gabriel

En la primera llamada de teléfono que se hace en el escenario en directo hay una especie de confesión. Un segundo riesgo. “Esa confesión realmente sí son confesiones (del momento) porque para empezar siempre nos estamos grabando Rubén y yo. En los ensayos, a veces salen chismes. Sabemos que va a salir algo, pero no sabemos qué. A veces son chismes, a veces son otras cosas. Yo hago la llamada o ahora tú la haces. Esa es nuestra manera de encontrar algo diferente en cada función, dentro de ese esquema. Nosotros tenemos el esquema definido, pero digamos los dispositivos que utilizamos para ir hilando son reales. Trabajamos así y nos arriesgamos. A veces no nos sale. Nos ha pasado, totalmente.”

Cuando bailaron esta pieza en Colima comenta Gabriel hice una confesión de un vestuario que yo perdí y nunca lo confesé en su momento pero como yo sabía que ahí iban a estar las personas, mis profesores. Todos se quedaron -sorprendidos- y se hizo todo un revuelo porque después de tantos años supieron quién había perdido ese vestuario” Es lo que tienen las obras del coreógrafo, que siempre hay sorpresas.

LA LÍNEA CREATIVA DE LEDÓN

Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía
A Gabriel Ledón le interesa generar una experiencia a partir de su propia experiencia en ese momento, en ese lugar preciso y asumir el riesgo que  conlleva ser creadores escénicos. Prefiere tener una sensación de experiencia que repetir una y otra vez una coreografía llena de movimientos.

“Yo busco que mi estilo siempre sea real. Es decir que en el escenario no haya personajes. En el escenario están Rubén y Gabriel siempre o quien esté, y te vamos a compartir algo que es de nosotros, algo que estamos viviendo en ese día, en ese momento en especial y con base en eso podemos generar esa experiencia de comunicar. No solo esta sino todas las coreografías que tenemos. Realmente yo no busco tanto una estructura coreográfica que se tenga que repetir y que se tenga que pulir con ensayos. Es decir, lo que nosotros repetimos y lo que nosotros pulimos es la estructura de la obra. No tanto el movimiento, si te fijas casi no busco los unísonos es más bien él por su lado y yo por el mío, pero siempre sabemos lo que va a pasar. Una parte de por qué siempre bailamos los dos,es porque nos conocemos desde el 2007, entonces su manera y mi manera de relacionarnos en el espacio está fundada precisamente en eso, en el conocimiento que tenemos de nuestros cuerpos y de las cosas que sabemos que podemos hacer.

Coreográficamente sí hay una investigación de lenguaje y de movimiento pero está supeditada a todo lo que va suceder en la obra. Es decir, no hago la obra con base en el lenguaje de movimiento, sino es el lenguaje de movimiento quien acompaña a todo lo demás. Todo surge al mismo tiempo, todo va surgiendo al mismo tiempo. La palabra, la poesía, la música. Precisamente en este momento de nuestras vidas como creadores tratamos de que todo sea por igual, todo va surgiendo. Por ejemplo, la música nosotros determinamos el tiempo de duración de la pieza, con la computadora ahí en la mesa. La música la reproducimos desde un software que nos permite alargar o acortar las escenas y esa, la decidimos nosotros si queremos algo más largo o algo más corto. Por eso siempre estamos yendo a ver, a bajarle el volumen o subirle. Eso no se controla desde cabina, eso lo controlamos nosotros desde ahí (el escenario). En ese tiempo hemos tenido otras funciones que han durado más y otras que han sido más cortas”.

De hecho el final es curioso porque Gabriel da un final literal a su obra escribiendo sobre una de las puertas la palabra fin, pero por otro lado y de manera figurada Rubén da a entender que la obra es abierta, termina, llegan al fin pero con la oportunidad de que se pueda manifestar ahí y ahora una nueva idea. Es lo voluble de la obra.

Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía
El coreógrafo dice que como bailarines y creativos están tratando de encontrar otros caminos, otras nuevas formas de narración o estructuras narrativas que no habían experimentado antes. Rubén y Gabriel han estado mucho tiempo bailando cosas que siempre eran lo mismo y realmente cuando una pieza es así, cree que uno como intérprete llega a un punto en el que dice que ya no siente, no da más o ya no puede encontrar más cosas en el escenario. Y es por eso que ellos deciden hacer así las cosas. No todas las piezas de Gabriel son iguales. No todas las piezas tienen estos elementos pero sí comparten parte de los procesos creativos que tienen y está bien porque asumen el riesgo.

PIEDRA Y PLANTA, UNA OBRA MUY PERSONAL

En efecto Piedra y Planta es una obra muy personal donde Gabriel se ve reflejado a sí mismo a través de los elementos escenográficos que incluye en la obra, como por ejemplo, una bicicleta que aparece simbólicamente en el escenario:  Yo nunca tuve una bicicleta de niño. Una vez también nos preguntaron que por qué bailábamos con tenis y la respuesta también viene de otra cosa bien profunda. Cuando empezamos a montar esta pieza no teníamos un lugar de ensayo entonces nos prestaron un pasillo por la avenida Revolución que estaba desocupado, un pasillo con locales cerrados y todo el tiempo estaba así, nos prestaron una llave. Y ese fue nuestro primer salón de montaje, nuestro primer espacio y como era piso tuvimos que montar con tenis y se quedó. Ya posteriormente fuimos teniendo más recursos, cambiamos de salón; ahora sí ya teníamos espejos, más cositas, pero en honor a esos tiempos en que no teníamos dónde ensayar decidimos dejar los tenis y por eso bailamos con tenis”.

Quizá esta obra en realidad habla de las cosas que los dos intérpretes quisieron en la vida. Ya lo dijo literalmente Gabriel en la coreografía.

LA ILUMINACIÓN

Para la función de Cuerpos en Tránsito, les iluminó la artista tijuanense Alejandra Escobedo. Fue una labor complicada porque Alejandra pidió ver videos para ir trabajando la iluminación de la obra. El problema fue que todas las obras que enviaron eran distintas. Con lo cual, le tocó guiarse por la estructura, por los momentos y escenas. Entonces al momento de trabajar, le tocó hacerlo todo en vivo. Sin embargo le dio tiempo de poderse sumergir en este proceso creativo. Siempre que la vamos a bailar es como si rehiciéramos el proceso creativo. Nosotros casi no utilizamos los términos remontaje o ensayos porque si no, nos tenemos que aventar todo otra vez, todo el proceso creativo. Es interesante, te nutre mucho. Y te digo, conforme la vas bailando, le vas encontrando cosas” afirma Gabriel.

Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía
Alejandra en este caso estuvo muy atinada en sus efectos de iluminación. De hecho se tuvo que aprender la obra completa. Gabriel dice que los iluminadores son los que realmente le batallan un poquito, porque normalmente  les da la pieza para que se la aprendan. Pero en el caso del coreógrafo obliga a que las personas estén involucradas con ellos y se sumerjan en el proceso creativo.


LA IMPORTANCIA DEL PÚBLICO

“Me interesa muchísimo hacerlos parte de. Así como nosotros damos, nosotros buscamos que el público sea parte de lo que estamos haciendo nosotros y que nos permitan a nosotros ser parte de lo que ellos están experimentando, sabes la reacción que tiene la gente porque es la misma que nosotros tenemos en el escenario  ya que no sabemos lo que va a pasar. La experiencia del público en ese momento, es también nuestra experiencia porque también nosotros estamos experimentando algo nuevo, algo que no tenemos previsto y algo que tenemos que saber responder a esos estímulos. Y claro, eso también te viene evidentemente con la experiencia y con la práctica porque tenemos las herramientas para ir en ese momento, articulando ese discurso” afirma Gabriel.

Fotografía: Cortesía Ren.acida Fotografía
Ha quedado manifiesto que la obra de Gabriel tiene aires
muy performáticos, porque cada vez que se presenta -a donde quiera que vaya- es única. Es una obra en la que no sabes qué va a suceder. Incluso Gabriel no sabe si va a salir bien, porque conoce la estructura de la obra pero no sabe si sus detonantes le van a fallar o no en ese momento; solo sabe que le gusta lo real. Que su línea de acción no tiene que ser repetitiva porque piensa que puede explorar otros caminos donde su creatividad va más allá de la repetición que obliga a veces una coreografía. Con lo cual su propuesta no deja de ser interesante porque a él le interesa ser él y mostrar al público un poco de la nobleza de su personalidad, lo que es verdaderamente humano y compartirla con su público. La forma de hacer puede ser la misma pero, la experiencia artística jamás, por eso Piedra y Planta es voluble y concreto.

PIEDRA Y PLANTA

Coreografía y Dirección: Gabriel Ledón. Intérpretes: Rubén Valencia y Gabriel Ledón. Música Original: Marte Lord. Iluminación: Alejandra Escobedo. Producción General: Cuarto Fractal. Asistencia de Producción: Óscar Delgado. Colaboradores: Producciones Escobedo, Conservatorio de Danza México. Fotografía: Cortesía CECUT

*Ivone Morales: Lic. en Comunicación, egresada de la Licenciatura en Danza, Maestrante en Investigación de la danza, Cenidid Danza, INBA. Bailarina, maestra, coreógrafa, investigadora de danza. Actualmente es Maestra Residente del Conservatorio de Danza México.

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