Por: Ivone Morales
La estética “es un adjetivo utilizado para describir o diferenciar el tipo de experiencia surgida a partir de encuentros con trabajos artísticos” (Greene M.,Definir la educación estética, p.1) y favorece el descubrimiento de nuevos horizontes en el momento que la educación da “un mayor entendimiento y una mayor apreciación más selectiva de las diversas artes”. (Greene M, Notas sobre educación estética p. 1-2). Esto significa que la educación estética lo que enseña al alumno es a focalizar la sensibilidad para poder apreciar, dar juicios de valor, calificar a través de la percepción, sensación e imaginación y construir reflexiones ante una obra de arte con un sentido crítico.
La estética “es un adjetivo utilizado para describir o diferenciar el tipo de experiencia surgida a partir de encuentros con trabajos artísticos” (Greene M.,Definir la educación estética, p.1) y favorece el descubrimiento de nuevos horizontes en el momento que la educación da “un mayor entendimiento y una mayor apreciación más selectiva de las diversas artes”. (Greene M, Notas sobre educación estética p. 1-2). Esto significa que la educación estética lo que enseña al alumno es a focalizar la sensibilidad para poder apreciar, dar juicios de valor, calificar a través de la percepción, sensación e imaginación y construir reflexiones ante una obra de arte con un sentido crítico.
Cuando nos enfrentamos a una experiencia estética se presenta una notación profunda, en el
momento que se arriesga a profundizar más para obtener una sensación más allá
de lo que vemos ante una obra de arte. Es percibir con los sentidos al 100%, se
requiere entender elementos de una percepción, dependiendo cualidades como:
“tono, color, sonoridad, textura, contorno, volumen, luz y sombra, ritmo, compás”
(Ibid., p.2).
La
relación entre la conciencia discriminante y la habilidad de hacer conexiones: tiene
que ver cuando estamos frente a una obra de arte y se presenta la conciencia
discriminante por la capacidad de saber diferenciar lo que no gusta, o no
debería gustar entre lo que sí. Refiere el ser refinados en nuestra percepción
y reconocer diferencias entre dos fenómenos y no “caer en el ensueño sentimental cuando la música suena dulce, cuando la
bailarina es hermosa, cuando la obra confirma las expectativas, cuando la
película tiene un final ´feliz´” (Ibid., p. 7) y hacer juicios adelantados.
No porque algo se vea bonito es mejor, por decirlo así. Y esa habilidad para
hacer conexiones se da con la educación estética porque entre más conocimientos
se tenga sobre cómo saber apreciar trabajos artísticos “es probable que seamos más sensibles ante la complejidad del mundo y
a lo sugestivo del mismo, al color, textura” (Ibid., p. 11) y surjan nuevos
sentidos de apreciación.
Las fases de la
acción imaginativa según Greene parte de la capacidad de crear imágenes
mentales y transformar lo que se percibe. A grandes rasgos encierra los
siguientes puntos: 1.- Prestar atención o enfocar sobre una variación de un
ballet, por ejemplo. 2.- “Persuadir a la
gente a que preste atención”. 3.- “Saborear
internamente la elaboración de lo que ha visto u oído, la decantación”. 4.-
“Inducir a las personas a que piensen en
formas alternativas de estar vivos” (Ibid., p. 9) para crear ese enlace
entre lo que se ve como primer impacto y lo que se digiere ya con el elemento
de la imaginación.
La
diferencia entre la educación artística escolar de la educación artística
profesional se encuentra en la manera en cómo se enfocan
nuestras realidades de la educación y la parte artística por separado, que
tiene que ver con cuestiones epistemológicas y teóricas; y también por sus “principios, medios y fines” (Acha J.,
p.14). La educación artística escolar se distingue porque maneja grados,
extensión y duración. Juan Acha dice que, la educación escolar no
tiene ni 200 años de vida, aún así se piensa que “se educa a un ser humano” (Ibid,
p.14) por eso se trabaja con la sensorialidad y sensibilidad; y por otro
lado la mente y la imaginación. La parte
profesional siempre existió y ha cambiado con el tiempo sólo que ha ido “pasando de la personal con un maestro único
a la de varios maestros” (Ibid, p.14) los que interfieren en esa formación
profesional. Es más especializada. “En las que cada género corporiza una
completa y compleja totalidad (pintura o danza, música o dibujo)” (Ibid, p.
14).
La
Educación estética para Juan Acha “es
la concerniente a la vida diaria de la sensibilidad, gusto o como quiera
denominarse a la cultura estética del ser humano en general, que debería ser
impartida en los jardínes de niños y en las primarias” (Ibid., p. 22)
porque se experimentan las sensaciones con mayor fuerza que cuando crecemos tendemos a intelectualizar y
no se percibe con la misma intensidad; también dice “que depende del producto del ambiente, tanto familiar como de su clase
social y de su país” (Ibid., p. 22).
Contrario a la educación estética de Green que manifiesta que debe
enseñar a focalizar la estética de modo que el alumno tenga la capacidad de
percibir, analizar, canalizar, sentir, imaginar y poder reflexionar sobre y
ante una experiencia artística.
La educación integral no
se enseña por partes, sino como un todo, uniendo la práctica con la teoría, en
su dualidad: enseñanza-aprendizaje “el
profesor emprende la educación como la acción de despertar en el alumno
actitudes dormidas y de desarrollar sus facultades, de suyo innatas” (Ibid., p.
32-33) Y sin olvidar dos factores muy importantes “el alumno y el arte a enseñar” (Ibid., p. 33).
Bibliografía:
Greene,
M. (2004). Definir la educación estética y Notas sobre educación estética.
En Variaciones sobre una guitarra azul. Conferencias de educación estética
(pp. 15-55). México: Edere.
Acha,
J. (2001). ¿Qué es la educación artística? En Educación artística escolar y
profesional (pp. 11-34). México: Trillas.
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