martes, 7 de agosto de 2012

INSOMNIO Y OCIOSIDAD (Primera parte)


El Insomnio y la ociosidad como deficiencias humanas vistas como causa-efecto respectivamente se encuentran opacadas por hábitos alimenticios, actividades físicas y emocionales, preocupaciones con la familia, conflictos especiales con alguien, cantidad de trabajo o autoestima que en su medida perjudican la eficiencia laboral de una persona.


Por: Ivone Morales

Dos padecimientos sociales invaden con potencia a las personas que continuamente llevan una vida ajetreada o una rutina sin mayor quehacer que la ´nada´. Por un lado se encuentra el INSOMNIO, visto como un desequilibrio en el sistema nervioso que provoca la ausencia de sueño y una excesiva preocupación por llevar pendientes o situaciones que aprehenden a las personas y, por otro lado, la OCIOSIDAD que la padece quien continuamente sufre de un desgane por laborar con poca y absurda creatividad.

¿Cuál de las dos apela más contra la sociedad? Si las dos pueden actuar como causa o efecto de  ineficiencia laboral en la medida que afecte la susceptibilidad del ser.

No saber dormir o realizar actividades libres implican aparentemente rasgos negativos de poco interés que en el fondo manifiestan una amplia explicación o respuesta a muchos jefes en el trabajo. El insomnio por sí mismo no es una enfermedad, pero sí es un indicador de que se está viviendo la vida demasiado rápida.

“Las preocupaciones o pendientes que uno tenga, nuevas cosas que se agregan y que uno deba cumplir, penas que se hayan acumulado o realidades que ya pasaron, pero que no acaban por reconocerse como tal sugiere la ausencia del sueño”, comenta la psicóloga Celina Aguirre.

El mal dormir como causa probable de trastorno mental implica psicológicamente un miedo por realizar ´algo´o un sentimiento de culpa por un hecho de la cual no se confía en el proceso de vida que podría cambiarse con pensamientos positivos.

No en todos los casos se da porque, hay personas que padecen de insomnio ligero y realmente resulta hasta óptimo cuando se les avecina un viaje o una boda, por poner un ejemplo, entonces la perturbación de sueño se vuelve tolerable ante la espera de tal hecho.

Dormir no es un estado pasivo, por el contrario  es una actividad. Y el no dormir es un desequilibrio que se origina básicamente por una debilidad de la célula nerviosa que no recibe los elementos principales para sus propias necesidades y se ve degradada por residuos y otras sustancias tóxicas como el alcohol, tabaco o café.

El insomnio se vuelve crónico cuando los hábitos personales sufren cambios constantes.

“La gente que por mucho tiempo se priva del sueño puede llegar ser una persona irritable, llegan a tener dificultades para pensar claramente y concentrarse en su trabajo” opina la psicóloga Aguirre.

Las personas ambiciosas por ejemplo, sufren de insomnio y además de dolor de cabeza porque sólo piensan en su trabajo o deberes repitiendo lo que sucedió en el día anterior. Las personas melancólicas también pueden sufrir de insomnio porque si no es demasiado astuto como para esconder lo que piensa, durante la noche, se puede encontrar fácilmente cómo se esfuerza para empeorar su humor.

Tal es así que, el organismo nunca recupera el sueño perdido de una noche porque al otro día no se puede tener más de lo que el sueño exige pero, sí se puede compensar.

La verdad es que estos dos temas, que pueden resultar simples de ver, en su exceso y a la larga causan un daño a la creatividad y al rendimiento en cualquier sentido, tanto para una persona que dedica un trabajo totalmente racional, como el que es artista. En ese sentido, esto es una especie de llamamiento a revisar el estado en el que estamos diariamente y darnos cuenta de cuándo perdemos el sueño y porqué, y cuándo caemos en la ociosidad extrema de tal manera que, siempre seamos conscientes de que el tiempo perdido jamás se recuperará.


Ya en el siguiente artículo, mostraré la segunda parte de este tema, donde trataré un poco la narcolepsia, la ociosidad como contraparte y disfunciones. No se lo pierdan.

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