miércoles, 4 de marzo de 2020

Mientras haya vida, todo será movimiento


Por: Ivone Morales*


Es interesante reflexionar cómo a partir de lo que tenemos en nuestro entorno, de lo que nos ofrece el propio mundo, la naturaleza, la vida misma, nuestro cuerpo, podemos derivar algo como una notación de movimiento en la danza. Estuve una semana realmente observando mi entorno, percibiendo cosas, objetos, lo que hace mi cuerpo, para poder hacer el ejercicio del registro.


Y es verdad, que de ahí surgen los movimientos. Todo se mueve, todo está sujeto a que cambie, a que se transforme. Y es a partir de ahí que, al ponerlo en el registro, observo que mi naturaleza se mueve en el sentido que va mi cuerpo en la danza.


Dice Fernández Moliner que “la vida, característica del planeta tierra, es el resultado de innumerables nexos, que enlazan el mundo físico con el biológico, los reinos mineral, vegetal y animal y las distintas especies entre sí” (Fernández Moliner, S., p. 19) y están en constante movimiento, simbiosis y evolución. Y entonces lo que dice la autora que la relación que hay con el mundo es un entramado de relaciones entre el espacio, la gravedad y el tiempo.


Veo en mi percepción que un movimiento siempre me va a llevar a otro. Es como ver que la vida misma, el mundo, lo que hay, lo que existe, es una coreografía. A mi parecer todo, aunque aparentemente no se vea, se mueve. Y es la parte interesante de reflexionarlo en este ejercicio. Y ahora mismo, me convertí –por lo menos así me sentí– como una espectadora de mi propio mundo, de mi entorno y de mi cuerpo.


Por ejemplo, reflexioné en cómo llegó un papalote a estar en el aire, todo ese proceso para que ese papalote llegara ahí volando sobre la arena (en la playa). Hubo un determinado movimiento para crear un papalote, para trasladarlo a la playa, para subirlo y volarlo, etc.


En el caso de las aves que registré, dice Fernández “los animales transmiten de generación en generación un cuerpo particular dotado con conexiones motoras específicas. En realidad, lo que se hereda es un cuerpo en movimiento que refleja y perpetúa la manera en que un organismo ha preferido conectarse con su entorno” (Ibid., p. 24). Las aves vuelan y no caminan como los seres humanos, pero la naturaleza otorgó esa forma de moverse de estos animales. Y será que es la forma -como dice la autora- de conectarse con el entorno. Por eso veo que todo movimiento está interrelacionado. 



Los bailarines no volamos como las aves pero también tenemos nuestros propios códigos para hacerlo y también tenemos una naturaleza que nos permite conectarnos con nuestro entorno.


Me ha llamado la atención que como la danza tiene su registro de movimiento; la medicina, la ciencia u otros ámbitos del estudio de la naturaleza del hombre, hacen esos mismos registros, y crean sus propios códigos, quizá más estandarizados.


En el campo de la danza aunque aparecen estudios rigurosos de cómo registrar el movimiento como lo hizo Rudolf Laban con su Notación y Análisis del movimiento, “en el que fue el primero en producir un verdadero sistema capaz de abstraer, articular y proyectar los múltiples elementos del movimiento corporal y sus relaciones” (Ibid., p.29). Ha sido en función de lo que ha creado Laban, que el registro actual de la danza puede tener esa flexibilidad para que cada uno valoremos de forma distinta lo que queramos registrar con nuestro propio movimiento. Lo digo porque si vamos al doctor y nos revisan el corazón, el registro es más estándar. Es menos flexible. Quizá más exacto el registro. Quizá igual de efímera que la danza. Las pulsaciones del corazón al registrarse no pueden desvariar o alterarse. Y aunque es movimiento. El registro en un hospital sobre mis pulsaciones serán igual aquí a si voy a otro hospital y me aplican la misma revisión.


El registro del movimiento en la danza puede tener distintas formas de hacerse. No digo que no sea exacto, creo que Laban creó una extraordinaria forma de registrar el movimiento dentro de la danza. Y es muy puntual en su lenguaje para analizar el movimiento, pero es bastante difícil de interpretar a mí parecer.


Entonces, entiendo que “la ciencia contemporánea inventa matemáticas para describir el comportamiento de las nubes, las olas, las galaxias, las redes nerviosas y metabólicas, la marea de las poblaciones” (Ibid., p.27). La danza también tiene esa forma de describir el movimiento de una obra coreográfica, con su propia simbología, que ayuda a ofrecer un tipo de conocimiento en donde dice la autora “el cuerpo y el espacio se engendran mutuamente” (Ibid., p. 31) y se gesta dentro de un entorno. Como yo misma en el mundo, en mi entorno natural. Así lo entiendo. “Es el cuerpo el que conforma el espacio” (Ibid., p. 31). 

Con todo lo anterior, Laban lo que hizo con su análisis del movimiento dice la autora, fue poner “de relieve un tiempo creativo, vivo, medida del cambio, renovación. Es una representación contemporánea que se opone a la definición dada para la física clásica de un tiempo reversible” (Ibid., p. 32-33) pues dice que “el movimiento cabalga sobre las olas del origen cósmico, de un tiempo que nace, se reproduce y evoluciona” (Ibid., p. 33).

Es así que, para poder entender el tipo de análisis de movimiento en la danza, registré con base en mi percepción que hice a mi entorno, sobre objetos, la naturaleza, yo misma con mi organismo para recordar que el movimiento en la vida, mientras haya vida, todo será movimiento. Y que este movimiento, como la ciencia registra el movimiento sísmico de un volcán que ayuda a producir conocimiento, la danza en su registro, igual. Creo que esto es la maravilla del movimiento. Lo que hice en este ejercicio fue dibujar de alguna manera lo observado, sea el mar, un papalote, un coche, un ave, lo que sea y más que nada, identificar el tipo de movimiento que realiza. Un movimiento que de cara a hacer un registro de una coreografía, me da pautas para identificar que somos como dice Fernández una réplica de la naturaleza en cuanto a movimiento se refiere. 



Bibliografía:

Fernández Moliner, Sylvia. (2006). I. Nexos, en Universo, vida, emoción y danza. Cuatro Hitos. (pp. 18-33) y cap. III “La danza”. México: CONACULTA/INBA/CENART.



* Ivone Morales. Maestra en Investigación de la Danza (Cenidi-Danza José Limón). Licenciada en Comunicación (Ibero Tijuana) y egresada de la Licenciatura en Danza (Escuela de Danza Gloria Campobello, Tijuana). Actualmente estudiante Maestría en Marketing Digital. 

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