miércoles, 1 de mayo de 2013

LA ULTIMA CENA CON CAPUCHA - Ebert Ortiz Escena Contemporánea

Si Leonardo Da Vinci viviera, igual ya no se sorprendería ver que su obra ha sido una vez más fuente de inspiración, puesto que ha sido objeto de explotación, signo de reverencia, han sacado comerciales para vender pantalones vaqueros, y un sinfin de ideas que se han producido a través de esta obra de arte.

Por: * Ivone Morales
ivone.morales@gmail.com

Para estos casos, no habría que viajar tan lejos para ver un puesta en escena inspirada en este  cuadro que hiciera famoso Leonardo Da Vinci allá por 1495-1497, y que contemporarizara ahora la joven compañía local Ebert Ortiz Escena Contemporánea, este domingo 28 de abril a las 20:00 hrs., en el Centro Cultural Tijuana, grupo local que participó en esta XV Muestra Internacional de Danza Contemporánea Cuerpos en Tránsito, con la propuesta escénica "33" donde involucraron discurso, multimedia y diseño sonoro.

La obra inicia a telón cerrado con música a la vez, abre telón y empieza a cantar una mujer vestida de blanco. De lo mejor de la obra, una voz interpretada por Azzul Monraz.  La puesta en escena fue muy concreta, definida, con cierta obviedad y color al proyecto. Una mesa larga  en el fondo de un escenario con telones blancos en sus 3 costados. 

Efectivamente fueron transcurriendo los minutos y la obra "33, La Última Cena", creada y dirigida por el propio Ebert Ortiz, deja claro, más no sé si patente en el correcto uso del término, los componentes que soportaron la obra. Unos, mejor desarrollados que otros.

Según se describe la coreografía está inspirada en el cuadro de Leonardo Da Vinci - La Última Cena, ´donde la traición se plantea como una metáfora de las relaciones humanas, acciones que prevalecen desde tiempos inmemorables debido a la falta de valores y percepción del otro como una extensión de nuestro ser´.

La obra original no deja de ser enigmática y misteriosa en su contenido, en el momento de su adaptación ya cae en ser riesgosa cuando se produce a la danza y se correlaciona esa inspiración en movimiento con otros elementos supuestos para sacar adelante la pieza. Esta historia ha sido contada a su propia manera, a través de una voz en vivo, por ejemplo, música, el uso excesivo con guantes color naranja que exageraban el movimiento de las manos de los ejecutantes, una dramaturgia con acento árabe en momentos muy correcta y puntual, estupenda en cantos, pobre en movimiento, rico en iluminación, anémico trabajo de preparación física y técnica; o por lo menos desaprovechada, notable trabajo actoral, vistosa en diseño de imagen, un trabajo de multimedia que soportó algunos movimientos de los intérpretes con pequeños errores técnicos.

Una obra muy oscura escénicamente hablando, pero a la vez colorida por su vestuario. Fue uno de los puntos a favor de la coreografía. En general, hubo notables ejercicios de clase de contemporáneo. Una coreografía que se le pudo haber sacado mayor provecho al movimiento, sin necesidad de dejar a un lado los otros componentes que soportaron la obra. Válido quizá en términos de danza-teatro, inclusive en danza contemporánea cuando está bien logrado y justificado. No fue tanto el caso. Es notable que apenas es un grupo que está iniciando en el camino  de la danza a nivel profesional. 

Otro buen acierto de la obra, es que tiene la referencia interesante de haber sido finalista en el XXXII Premio INBA-UAM-UNAM, concurso de creación contemporánea 2012 en México DF.

La Última Cena tiene connotaciones religiosas, porque originalmente fue pensada para ilustrar a Jesús con sus 12 apóstoles. De ahí la trama de descifrar qué representa cada personaje.  Eso, en la pintura. Ebert Ortiz decidió que sus 10 integrantes salieran con un pantalón negro, con sudadera de colores y capucha, con un matiz sabor a ´break dance´ mezclado con pantomima, humanizando totalmente cada momento, con la mujer que le tocó llevar la especie de protagónico, obra clara en su descripción dramatúrgica y secuencia lógica: Hay un inicio, desarrollo y final. 

Aún así, fue una obra que pudo haber sobrepasado las expectativas, y balancear los componentes de la obra. Pareció más bien ese famoso Show de las Vegas con máscaras y encapuchado. Casi igual. 

De hecho, si perfilamos a Ortiz, éste crece en las artes escénicas como el teatro y la comedia musical, con danza contemporánea. Ha tenido una preparación académica a través de cursos, diplomados y ha participado en algunas compañías. No en vano, algunos integrantes sí que tienen preparación actoral, menos que dancística, otros tienen conocimientos de hip hop, igual por ahí ballet y contemporáneo, etc. y eso igual no está mal, si se conjuga, pueden salir proyectos logrados y si se inclina mejor por la originalidad  puede haber efectos más concretos y seguros en un futuro.

Puedes ver un fragmento de su obra aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=QnCAnlrvick


                  *Ivone Morales, bailarina, profesora y crítica de danza, reside en Tijuana BC














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