viernes, 24 de febrero de 2012

UN REENCUENTRO CON LA HISTORIA DE LA DANZA

Por: Ivone Morales

En estos días tuve la oportunidad de hacer una visita a la Caixa Forum de Madrid donde está la exposición Los Ballets Rusos de Diághilev 1909-1929, que acaba de estrenarse ahora el 17 de febrero y  termina el 3 de junio. Un gran proyecto que se le agradece la colaboración especial del Museo Victoria and Albert, de Londres y al trabajo de producción realizada por la Fundación La Caixa que me ha parecido magnífica.

Es la primera vez que aprecio una exposición dancística con todas las condiciones, mostrando una parte vital de la Historia de la Danza de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, fundamentalmente porque nos ilustra un pasado con lo que se puede entender ahora al ballet y sus tendencias del siglo XXI.

Serguéi Pavlovich Diághilev, gran impulsor de la danza,  -aunque en los folletos que entregan al público digan- que es un "dictador, demonio, charlatán, brujo y encantador" es un grande que supo hacer las cosas bien y que supo mover en tiempos difíciles enfrentándose a una I Guerra Mundial y revoluciones rusas, al mayor proyecto de su vida: Los Ballets Rusos.



Brillantes artístas le rodearon siempre. Músicos, pintores, diseñadores, coreógrafos, bailarines, etc, que hicieron de Los Ballets Rusos un referente en Europa y Estados Unidos.


Esta exposición la puedo dividir en dos partes, la primera muestra los inicios de Los Ballets Rusos de Diághilev con sus principales estrenos, como la gran obra romántica de Las Sílfides, que era de sus favoritas; la relación odio-amor que tuvo con Vaslav Nijinsky,  y que al saber que se casaba, no dudó en echarlo de la compañía; su bailarina fetiché Tamara Karsavina, su relación musical con el compositor Igor Stravinsky, que fue muy interesante ver la amplia descripción del vestuario que se utilizó  para la obra de ´La Consagración de la Primavera´, que en aquellos tiempos fue criticada como la gran "apoteosis de la fealdad", ahora gran obra maestra. Y con otros grandes músicos.

Por el otro lado y como estamos en España, no podemos dejar a un lado, la relación que hubo entre Diághilev con este país, pues según dice la historia en los momentos duros que la compañía no podía hacer representaciones en Rusia, porque la guerra no lo permitía, España acogíó a Los Ballets Rusos, cuestión que  se favoreció y enriqueció con la danza española. Musicalmente con Manuel de Falla, en la danza española con Antonia Mercé ´La Argentina´, Otros artistas que diseñaron vestuario y decorados como Juan Gris, Joan Miró, Pere Pruna y Picasso que muy a pesar de ciertos vestuarios cubistas, no permitía que los bailarines tuvieran gran movilidad, se sacó la espina con el gran diseño de escenografía del ballet ´El Sombrero de Tres Picos´, coreografía de Léonide Massine y, tantos diseños más.

Básicamente, los formatos de video fueron dedicados para mostrar un fragmento del Pájaro de Fuego, y otro de la Consagración de la Primavera realizada por el Joffrey Ballet, respetando la coreografía de Nijinsky y el vestuario original . Asimismo y en otra sala más amplia con pantallas en forma circular, un video de la relación de Diághilev con otros artistas, además de recursos que utilizaron para mostrar esta producción como la recopilación de bocetos de diseños de vestuario, reproducciones  físicas de vestuarios que utilizaba la compañía, programas de mano, carteles, cartas, maquetas sobre diseños de escenografía, telegramas, zapatos rusos, zapatillas de punta firmados por Karsavina, dibujos, pinturas, recibos de transportes y mudanzas con la firma de Diághilev, infinidad de detalles, que hicieron exquisito el paseo por la exposición musicalizado con piezas de Chopin.

En otro apartado especial, no quiero olvidar los diseños de vestuario más vanguardistas que hizo Chanel para la compañía. Peculiar. Yo diría que es actualmente como lo que nos ponemos los bailarines para hacer clase de ballet, ropa de tejido deportivo, de rayas horizontales, de colores, de estambre, de pantalón corto. En fin. Eran otros tiempos. 

Al final fue un reencuentro con la Historia de la Danza y un homenaje a la labor de Diághilev  a sus formas de dirigir y ser eje principal de Los Ballets Rusos. Es un punto de referencia. Hay que verlo. Quizá a más de uno nos tenga que decir cosas de su forma de ser y hacer. Vale la pena.

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