Por: Ivone Morales*
Es interesante reflexionar cómo a partir de lo que tenemos en nuestro entorno, de lo que nos ofrece el propio mundo, la naturaleza, la vida misma, nuestro cuerpo, podemos derivar algo como una notación de movimiento en la danza. Estuve una semana realmente observando mi entorno, percibiendo cosas, objetos, lo que hace mi cuerpo, para poder hacer el ejercicio del registro.
Y es verdad, que de
ahí surgen los movimientos. Todo se mueve, todo está sujeto a que cambie, a que
se transforme. Y es a partir de ahí que, al ponerlo en el registro, observo que
mi naturaleza se mueve en el sentido que va mi cuerpo en la danza.
Dice Fernández
Moliner que “la vida, característica del
planeta tierra, es el resultado de innumerables nexos, que enlazan el mundo
físico con el biológico, los reinos mineral, vegetal y animal y las distintas
especies entre sí” (Fernández Moliner, S., p. 19) y están en constante
movimiento, simbiosis y evolución. Y entonces lo que dice la autora que la
relación que hay con el mundo es un entramado de relaciones entre el espacio,
la gravedad y el tiempo.
Veo en mi
percepción que un movimiento siempre me va a llevar a otro. Es como ver que la
vida misma, el mundo, lo que hay, lo que existe, es una coreografía. A mi
parecer todo, aunque aparentemente no se vea, se mueve. Y es la parte
interesante de reflexionarlo en este ejercicio. Y ahora mismo, me convertí –por
lo menos así me sentí– como una espectadora de mi propio mundo, de mi entorno y
de mi cuerpo.
Por ejemplo, reflexioné
en cómo llegó un papalote a estar en el aire, todo ese proceso para que ese
papalote llegara ahí volando sobre la arena (en la playa). Hubo un determinado
movimiento para crear un papalote, para trasladarlo a la playa, para subirlo y
volarlo, etc.
En el caso de las
aves que registré, dice Fernández “los
animales transmiten de generación en generación un cuerpo particular dotado con
conexiones motoras específicas. En realidad, lo que se hereda es un cuerpo en
movimiento que refleja y perpetúa la manera en que un organismo ha preferido
conectarse con su entorno” (Ibid., p. 24). Las aves vuelan y no caminan
como los seres humanos, pero la naturaleza otorgó esa forma de moverse de estos
animales. Y será que es la forma -como dice la autora- de conectarse con el
entorno. Por eso veo que todo movimiento está interrelacionado.
Los bailarines no volamos como las aves pero también tenemos nuestros propios códigos para hacerlo y también tenemos una naturaleza que nos permite conectarnos con nuestro entorno.
Los bailarines no volamos como las aves pero también tenemos nuestros propios códigos para hacerlo y también tenemos una naturaleza que nos permite conectarnos con nuestro entorno.
Me ha llamado la atención
que como la danza tiene su registro de movimiento; la medicina, la ciencia u otros
ámbitos del estudio de la naturaleza del hombre, hacen esos mismos registros, y
crean sus propios códigos, quizá más estandarizados.
En el campo de la
danza aunque aparecen estudios rigurosos de cómo registrar el movimiento como
lo hizo Rudolf Laban con su Notación y Análisis del movimiento, “en el que fue el primero en producir un
verdadero sistema capaz de abstraer, articular y proyectar los múltiples
elementos del movimiento corporal y sus relaciones” (Ibid., p.29). Ha sido
en función de lo que ha creado Laban, que el registro actual de la danza puede
tener esa flexibilidad para que cada uno valoremos de forma distinta lo que
queramos registrar con nuestro propio movimiento. Lo digo porque si vamos al
doctor y nos revisan el corazón, el registro es más estándar. Es menos
flexible. Quizá más exacto el registro. Quizá igual de efímera que la danza.
Las pulsaciones del corazón al registrarse no pueden desvariar o alterarse. Y
aunque es movimiento. El registro en un hospital sobre mis pulsaciones serán
igual aquí a si voy a otro hospital y me aplican la misma revisión.
El registro del
movimiento en la danza puede tener distintas formas de hacerse. No digo que no
sea exacto, creo que Laban creó una extraordinaria forma de registrar el
movimiento dentro de la danza. Y es muy puntual en su lenguaje para analizar el
movimiento, pero es bastante difícil de interpretar a mí parecer.
Entonces, entiendo
que “la ciencia contemporánea inventa
matemáticas para describir el comportamiento de las nubes, las olas, las
galaxias, las redes nerviosas y metabólicas, la marea de las poblaciones” (Ibid.,
p.27). La danza también tiene esa forma de describir el movimiento de una obra
coreográfica, con su propia simbología, que ayuda a ofrecer un tipo de
conocimiento en donde dice la autora “el
cuerpo y el espacio se engendran mutuamente” (Ibid., p. 31) y se gesta
dentro de un entorno. Como yo misma en el mundo, en mi entorno natural. Así lo
entiendo. “Es el cuerpo el que conforma
el espacio” (Ibid., p. 31).
Con todo lo anterior, Laban lo que hizo con su
análisis del movimiento dice la autora, fue poner “de relieve un tiempo creativo, vivo, medida del cambio, renovación.
Es una representación contemporánea que se opone a la definición dada para la
física clásica de un tiempo reversible” (Ibid., p. 32-33) pues dice que “el movimiento cabalga sobre las olas del
origen cósmico, de un tiempo que nace, se reproduce y evoluciona” (Ibid.,
p. 33).
Es así que, para poder entender el tipo de análisis de movimiento en la
danza, registré con base en mi percepción que hice a mi entorno, sobre objetos,
la naturaleza, yo misma con mi organismo para recordar que el movimiento en la
vida, mientras haya vida, todo será movimiento. Y que este movimiento, como la
ciencia registra el movimiento sísmico de un volcán que ayuda a producir
conocimiento, la danza en su registro, igual. Creo que esto es la maravilla del
movimiento. Lo que hice en este ejercicio fue dibujar de alguna manera lo
observado, sea el mar, un papalote, un coche, un ave, lo que sea y más que
nada, identificar el tipo de movimiento que realiza. Un movimiento que de cara
a hacer un registro de una coreografía, me da pautas para identificar que somos
como dice Fernández una réplica de la naturaleza en cuanto a movimiento se
refiere.
Bibliografía:
Fernández Moliner, Sylvia. (2006). I. Nexos, en
Universo, vida, emoción y danza. Cuatro Hitos. (pp. 18-33) y cap. III “La
danza”. México: CONACULTA/INBA/CENART.
* Ivone Morales. Maestra en Investigación de la Danza (Cenidi-Danza José Limón). Licenciada en Comunicación (Ibero Tijuana) y egresada de la Licenciatura en Danza (Escuela de Danza Gloria Campobello, Tijuana). Actualmente estudiante Maestría en Marketing Digital.
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